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El entorno íntimo (pareja, padres, hermanos e hijos) son los que ven, viven y sufren diariamente y con gran angustia, la gravedad de la situación y son los que en múltiples ocasiones toman la decisión de pedir ayuda, una decisión que el adicto no es capaz de tomar por sí mismo.
Todo adicto, quiere dejar de sufrir, pero está anulado por su enfermedad. Ya no consume drogas por placer como al principio, sino que lo hace por necesidad. Sin tratamiento, sin ayuda, no podrá parar nunca.
La adicción es una enfermedad crónica, degenerativa y mortal, según definición de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En multitud de casos, los familiares son quienes buscan la ayuda. El adicto no puede dar el paso él solo, está demasiado enfermo. El deseo de consumo, por muy imposible que parezca de entender por el daño que provoca, pasa por encima de todo y de todos. Es el dilema de esta enfermedad. Alerta de la enfermedad para ayudar a parar.
Si eres madre, padre, hermano o hijo de una persona con problemas de adicción, mi obligación es decirte que alertes y actúes en nombre del adicto. Decide por él. La persona con adicción en el fondo quiere, pero no puede por que esta muy enfermo. Necesita un empujón para iniciar las terapias.
Tu ser querido está enfermo y necesita ayuda. Tranquilo: es una enfermedad, tiene tratamiento y solución.
Por ello al igual que existe la adicción, también esta la enfermedad de la COADICCIÓN: que es la dependencia del familiar adicto a dicho adicto. Vigilancia continua, búsqueda, cuidados, temores, he incluso a veces se ven obligados a conseguirle la sustancia. Generando una dependencia emocional con el adicto fortísima. Deja de tener vida propia y se solapa con la del adicto.
Dicha enfermedad del familiar también tiene tratamiento con terapia, tanto a nivel individual como grupal.
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